Si has llegado a esta página, probablemente ya sabes lo que es un free tour o tour gratuito. Se trata de visitas guiadas a pie, supuestamente sin coste para el turista aunque en realidad, la persona que actúa como guía recuerda activamente durante todo el tour que espera una propina por persona al finalizar la visita.
A lo largo de las últimas dos décadas y sobre todo en Europa, este tipo de tours se ha expandido por el mundo como si de la mismísima peste se tratase y no hay que pensar mucho para entender porqué. La palabra 'gratis' funciona como un imán de proporciones gigantescas atrapando a miles y miles de turistas cada año.
Turistas asiduos a este tipo de tours suelen comentar que es una gran idea y que cuando viajan, ya solo hacen free tours. Poco se imaginan el daño que están causando a la profesión, a la economía y a la imagen de la ciudad que visitan y te contamos porqué.
Para empezar, no es gratis. De hecho, ASA, la autoridad que regula las normas de publicidad en Reino Unido, recibió una queja oficial en 2017 contra una de las empresas europeas más famosas de free tours por engaño publicitario. Tras investigar, ASA decretó que dicha empresa efectivamente violaba el código de publicidad en Reino Unido y les obligaba legalmente a explicar de antemano que los tours no son gratuitos, que se pide propina y que esa propina no se la queda íntegramente la persona que ejerce de guía, sino que ésta debe pagar un importe fijo a la empresa (independientemente de que haya ganado dinero ese día o no). Puedes comprobar esta información aquí.
Por otro lado, ¿realmente crees que alguien que acepta únicamente propinas por su trabajo te puede proporcionar el mismo servicio que un profesional cualificado?
Aceptar propinas por tu trabajo no es un nuevo modelo económico, como nos quieren vender. Es precariedad, es intrusismo, es el ocaso de una profesión.
Si a ti como turista te parece una idea maravillosa porque te permite hacer un tour pagando nada o casi nada, piensa si te parecería igual de buena idea que tu jefe a fin de mes no te pague un sueldo, sino que cada cliente que tengas te aporte una propina, si es que le apetece darte propina. No sabrás cuánto dinero vas a cobrar cada mes, ni tampoco si tu puesto de trabajo estará asegurado el mes que viene.
¿Te gustaría trabajar con esa incertidumbre? ¿A que ya no te parecería tan bien?
Por favor, no hagas con otra profesión lo que no te gustaría que hicieran con la tuya.
No es una novedad ni estamos descubriendo la pólvora si decimos que la gran mayoría de personas que llevan a cabo estos mal llamados free tours no son guías acreditados, no suelen tener cualificación ni formación alguna para ejercer la profesión de guía de turismo. Simplemente son jóvenes con mucha labia a los que la empresa les da un guion que se aprenden de memoria. No están formados en la historia, arquitectura, arte, política, etc...del lugar donde están guiando.
Lo habitual es que sea gente joven que cae en una ciudad de casualidad, está un tiempo ganándose la vida y luego se marcha a otra. Lourdes, una guía oficial en Barcelona, comentaba a la asociación catalana Alba Sud:
"Está el guía que viene y está aquí dos años, es un tipo que cae de casualidad en esta ciudad y luego se va a otra cuidad y tal, y ni le importa Barcelona, ni le importan los vecinos, ni le importa nada".
Hay excepciones, por supuesto, sobre todo en los pocos países donde la profesión está regulada y donde te pueden multar por guiar sin acreditación. Aunque son minoría, en algunos países como en España puedes encontrar a guías oficiales trabajando a cambio de propinas, pero es de conocimiento popular e irrefutable que los free tours son una puerta al intrusismo laboral. Por eso, se comenzaron a expandir en países donde a pesar de haber acreditación oficial, no se multa por ejercer sin acreditación (Alemania, Reino Unido...).
Para aprender a reconocer a un guía oficial en cualquier país y que no te den gato por liebre, visitaeste enlace.
Si lo piensas, tiene sentido que la persona que permite que le paguen en propinas no sea, por lo general, un profesional cualificado. Cuando a uno le cuesta años de formación y dinero invertido para obtener una acreditación como guía oficial, no suele regalar su trabajo ni denigrarlo. Al contrario, lo valoramos mucho y queremos que se nos pague lo que vale el servicio que estamos ofreciendo.
No pedimos ni más ni menos que el resto de trabajadores del mundo. Un panadero cobra por su trabajo, un mecánico también, y un médico, un profesor, un cocinero, un astronauta...¿Por qué normalizamos y blanqueamos pagar un tour solamente con propinas?
Imagínate llegar a una tienda de ropa, elegir los pantalones que más te gusten, la etiqueta pone que deberías pagar 29.99 euros pero tú te diriges al mostrador y le dices a la trabajadora: "Este pantalón me gusta, te doy 5 euros y me lo llevo". Sería ridículo, ¿verdad? Si aplicáramos este concepto en todos los sectores, la economía mundial se hundiría.
Por no mencionar que una propina es un extra aparte del coste del servicio en sí que el cliente da voluntariamente si le ha gustado mucho el servicio recibido. Ya lo dice la RAE:
Propina:
1. f. Agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio.
Por lo tanto, una propina no es ni debe ser sustitución de un sueldo ni debería compartirse con la empresa. ¡Basta de precariedad laboral!
A menudo, los free tours se defienden diciendo que su actividad no afecta al sector, que es un simplemente un modelo de empresa en el que el cliente valora el servicio y paga cuanto crea que vale ese servicio.
Sí afecta al sector
Los que tenemos ya cierta edad y llevamos un buen número de años dedicados al turismo, mucho antes de que los free tours existiesen, hemos visto la evolución de las ciudades y cómo los free tours dan mala imagen a la ciudad donde se asientan, y así lo lleva años advirtiendo la Federación Europea de Asociaciones de Guías de Turismo (FEG) y la Federación Mundial de Asociaciones de Guías de Turismo (WTGA).
Llegas a la calle más turística de cualquier ciudad y solo ves decenas de carteles baratos y paraguas de diferentes tamaños y colores con la palabra "GRATIS" bien grande. Son portados por jóvenes que interrumpen al viandante con la esperanza de que les elijan a ellos para poder optar a esa propina al final del tour y terminar el día con algo de dinero por haber trabajado. Se pinte como se pinte, ese panorama daña la vista y no es buena imagen para ningún destino turístico.
Competencia desleal
También afecta a todos los compañeros acreditados que quieren cobrar una tarifa por su servicio. Son muchos los guías oficiales que nos cuentan cómo ha disminuido drásticamente el número de tours a pie que realizan por culpa de los free tours. A menudo, los propios turistas regatean y proponen al guía oficial que haga el tour a cambio de una propina e incluso reportan que en algunos casos han sido increpados por "querer cobrar cuando hay tours gratis por ahí".
¿A dónde va el dinero?
Cuando un cliente paga cualquier servicio, ya sea por transferencia bancaria o con tarjeta, deja un rastro. Ese rastro permite a las autoridades del país, si fuera necesario, controlar los impuestos que ese trabajador debería estar pagando. No hay trampa ni cartón, es transparente: tú contratas un servicio, lo pagas dejando rastro y recibes tu factura a cambio.
Con los free tours estamos hablando de un servicio que se paga a base de propinas en efectivo al finalizar el mismo. Sin factura. Sin rastro. Sin control.
¿Puedes estar totalmente seguro de que esa persona va a declarar todas las propinas que está recibiendo? ¿Está esa persona pagando impuestos acorde con el 100% del dinero que recibe?
Desde luego, cobrando en efectivo al final del tour, los free tours "lo tienen más fácil para saltarse a Hacienda" (La Sexta).
No se puede valorar algo con lo que no estamos familiarizados
"El cliente valora y paga lo que crea que vale el servicio" es la frase más pobre y más usada por parte de los free tours. Y es muy fácil de rebatir, sencillamente porque una persona no puede valorar y pagar un precio justo cuando no conoce el producto. Un turista que llega a una ciudad y se une a un tour, no conoce esa ciudad, no conoce su historia, no conoce tampoco el nivel de vida en ese lugar. No sabe si lo que el guía le está contando es cierto o si le están contando una serie de cuentos sin fundamento que poco tienen que ver con el imaginario colectivo. Por lo tanto, nunca podrá valorar la información que le están dando para poder pagar un precio justo.
Por otro lado, el precio justo en un país rara vez va a coincidir con el precio que sería justo en otro, porque ahí entra en juego el nivel de vida de ese lugar. ¿Cuál es el mínimo que necesita cobrar ese trabajador por hora en su sector? Mensualmente, debe poder cubrir el alquiler o la hipoteca, las facturas de agua, electricidad y gas, la comida, etc...
Nos gusta poner ejemplos fuera del sector turístico porque así se entiende mejor lo venenosa que es esta moda de trabajar a cambio de propinas. Nosotros somos guías oficiales de turismo, si ahora mismo nos invitan a una charla de física cuántica en Estados Unidos y nos dicen que debemos pagar lo que consideremos justo por la charla, no tendríamos ni idea. ¿Cuánto se paga por una charla de física cuántica allí? ¿La charla fue buena o mala? ¿Cómo lo sabemos si no tenemos ni idea de física cuántica? Así pues, la única manera de pagar un precio justo por dicha charla es que el ponente o la organización fije un precio de antemano acorde con lo que se va a ofrecer.
Irónicamente, si los guías oficiales que conocen el lugar tuvieran que juzgar y valorar muchas historias de free tours que han ido escuchando a lo largo de los años, el precio justo del free tour sería cero, nada.
Hay muchas razones para no apoyar una actividad que no beneficia en nada ni a turistas ni a profesionales del sector. Elige la tuya y ya sabes: